viernes, 25 de julio de 2008

No hay café

Estoy pasando unos días en el paraíso.
Hay muchos, cada uno tiene el suyo. Para mí compartir con mi familia unas coquinas, unos boquerones al limón y unas gambas a la orilla del mar, tras pasar un día navegando a vela, es una buena representación del paraíso.

Y ha sido en un chiringuito de playa donde he recibido mi última lección de gestión empresarial. En el que solemos ir nosotros no sirven café. Y es que Manolo, que viste chancletas, bañador y sombrero de paja y que dejó de asar espetos hace tres años con la excusa de la jubiliación (aunque sigue controlando el negocio familiar discretamente desde una mesa de la trastienda), no necesita ninguna escuela de negocios ni el asesoramiento de ninguna consultora con nombre impronunciable para identificar sus oportunidades de negocio. Seguro que si le pregunto por la cadena de valor me mira con ojos desconfiados. Pero él conoce bien su negocio y sabe que el café invita a tertulia. Y una tertulia implica perder un turno de comida. Y, hay amigo, el verano no está para perderlo con tertulias y menos con lo que cuentan en las noticias. Manolo sabe que gana más con sus ensaladas de pimientos y con sus raciones de espetos que con el café.
Pero es que además, no pierde de vista la orientación al cliente. Sabe que los bañistas están deseando volver a la playa cuanto antes para seguir tostándose, como sus sardinas. Por lo tanto, lo que buscan es un buen producto, servido con celeridad. El que quiere tomarse un café tranquilo, con una larga sobremesa, buscará un local con aire acondicionado.
¿Conoces bien tu sector y tu negocio? ¿Has identificado las actividades que realmente aportan valor? Las consultoras estratégicas, como McKinsey, lo vienen enseñando en sus seminarios desde hace tiempo: identifica todos los eslabones de tu cadena de valor, todos los pasos del proceso productivo de tu negocio, y selecciona aquél en el que eres realmente bueno y puedes obtener la máxima rentabilidad aportando valor a tus clientes. Vamos, el "zapatero a tus zapatos" de toda la vida del sabio refranero español. Y ese sí que se lo conoce bien Manolo.

1 comentario:

Nacho Uría dijo...

A ver si descansas un poco, que ni en la playa dejas de ser el profesor que llegarás a ser. En fin, envidia me das, aún por Pamplona y tal y cual.
Abrazos,